El Bronx de Bogotá, una calle de drogas, extorsiones, violencia y muertes

Desmembramientos de seres humanos, cuartos de tortura, fosas con perros hambrientos, prostitución infantil, secuestros, extorsiones y drogas de todo tipo…

Por César Mariño García / XINHUA

Tras la intervención en la calle del Bronx, ordenada por el alcalde de Bogotá Enrique Peñalosa y ejecutada el sábado pasado por 2.500 efectivos la fuerza pública, varias son las preguntas acerca del porqué el fenómeno de los habitantes de calle ha sido histórico en la capital colombiana.

Durante esa semana los medios de comunicación colombianos reportaron las más escabrosas historias de delitos asociados con la descomposición social surgida principalmente por el consumo de drogas en este sector del centro de Bogotá, catalogado por publicaciones internacionales como uno de los lugares más peligrosos del planeta.

Desmembramientos de seres humanos, cuartos de tortura, fosas con perros hambrientos, prostitución infantil, secuestros extorsivos y el expendio indiscriminado de todo tipo de drogas ilegales, son los delitos que se gestaban en esta calle, una de las 12 “ollas”, como le dicen en Colombia a los puntos de distribución de estupefacientes al menudeo.

De acuerdo con la Policía Metropolitana de Bogotá esta intervención forma parte de las operaciones realizadas por las administraciones distritales de la ciudad, con la finalidad de atender a una población vulnerable que en Bogotá sobrepasa los 10.000 individuos.

El encargado de dirigir esa operación fue el brigadier general Hoover Penilla, comandante de la Policía Metropolitana de Bogotá, quien detalló para Xinhua la magnitud de la acción que incluyó la intervención policial, el rescate de menores en estado de vulnerabilidad, la reubicación de los habitantes en refugios y el análisis de predios para posibles demoliciones.

También señaló las responsabilidades que tienen las diferentes entidades distritales y nacionales en el surgimiento de estos lugares, donde paulatinamente las estructuras criminales ejercen el control y reemplazan la autoridad del Estado.

“Creo que hay mucha indolencia por parte de toda la sociedad (…) Pero también hay una responsabilidad a nivel de las autoridades (…) hay una responsabilidad plena por parte de nuestra institución porque lo que encontramos acá no pudo irse acumulando sin el consentimiento, sin el beneplácito y sin que algunos miembros de esta institución hayan traicionado su juramento”, admitió el uniformado.

Penilla también señaló que la institución está en alerta permanente para identificar a policías que se convierten en cómplices de las mafias que operan en estos lugares.

En febrero pasado se capturó a 15 integrantes de la Policía Metropolitana de Bogotá, entre ellos un oficial, tras lo cual se ordenaron cuatro investigaciones contra miembros de la institución, que tendrán que responder por conductas que van desde ser omisos hasta de ser partícipes de situaciones irregulares en este lugar, añadió.

La Secretaría de Integración Social, dependencia encargada de la atención a los adultos desalojados de la Calle de Bronx, asegura que cuenta con los recursos para ejecutar el plan de contingencia y restablecer los derechos vulnerados a estos ciudadanos.

La subdirectora para la Adultez de esta dependencia, Miryam Cantor, dijo a Xinhua que para el cuatrenio en curso la administración distrital destinará más de 46 millones de dólares contemplados en el plan de desarrollo de la ciudad para adelantar los programas de atención a los ciudadanos habitantes de calle.

La funcionaria, psicóloga de profesión con especialidad en farmacodependencia, señaló también las principales causas de este fenómeno social.

Según Cantor además de los problemas familiares, como la incomunicación y la violencia, y el consumo de sustancias psicoactivas, que cada vez comienza a edades más tempranas, existe un factor que lleva a un individuo a optar por vivir en la calle, una falsa noción del concepto de libertad.

“Cuando a ellos se les pregunta qué es lo que les gusta de vivir en la calle observamos que tiene que ver con el hecho de no tener que responder a parámetros sociales. Por supuesto esto es una trampa”, afirmó la funcionaria.

“El hecho de tener libertad o de no pertenecer a un sistema. Porque si bien salen de un esquema tradicional como el tener que pagar impuestos o vivir dentro de las normas que quieren romper, ingresan a otro mundo que también tiene normas y reglas que tienen que cumplir y obedecer”, explicó.

La administración busca la rehabilitación integral del individuo, pues la problemática de los habitantes de calle va más allá del control al consumo de estupefacientes.

Según las estadísticas del gobierno bogotano, el 85 por ciento de los habitantes de calles son drogadictos.

“Debemos abordar el tema de la dependencia a los estupefacientes, pero también aspectos psicológicos como la ira con la sociedad, la autodestrucción para poder bajar los niveles de agresión, pues podríamos tener todo el presupuesto para rehabilitarlos pero si no atendemos estos factores ellos no podrán sostenerse en ningún trabajo”, añadió Cantor.

Un total de 1.883 habitantes en situación de calle en el Bronx son atendidos en diferentes albergues.

Eusebio Díaz, de 50 años y quien vivió varias temporadas en la calle, dijo que su pasado de adicción al “bazuco”, un narcótico derivado de la cocaína, ha sido la cadena que lo ha mantenido atado a la supervivencia en las calles bogotanas.

Enfatizó que esta adicción es clave para las estructuras criminales que lucran con jóvenes y niños que son obligados a prostituirse por una dosis más del narcótico.

“El 99 y medio por ciento de las mujeres tiene que prostituirse para consumir la droga, entonces como tal, se van con cualquier gilipollas que les ofrezca dos o tres bolsas de ‘bazuco'”, comentó Díaz a Xinhua.

La calle del Bronx contaba con una guardia organizada llamada “Los Sayayines”, encargada de que las reglas impartidas por los cabecillas de las mafias fueran cumplidas.

“Ellos eran los que controlaban milímetro a milímetro desde que entraba una persona hasta que llegaba a las “taquillas” a comprar. Le ponían a alguien detrás a ver si era real que compraba y consumía o era una estrategia para entrar a ver cómo era la vuelta. Si era un consumidor lo dejaban tranquilo”, indicó el ex habitante del Bronx.

Al final todos los entrevistados coinciden en que la existencia de esta calle no obedece a hechos súbitos ni fortuitos.

El descuido administrativo de la ciudad ha trascendido a los largo de décadas para erigir en diferentes sectores focos de descomposición social en las “ollas”, las cuales son “destapadas” de vez en cuando por las autoridades para impedir que estallen ante el abandono estatal.

 

Enrique Cárdenas207 Posts

Fundador de Reforma y de exitosas páginas online de los medios El Universal, Televisa y Excélsior. Pionero en el periodismo digital.

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