Brújula Política
 
Rodolfo Aceves Jiménez
@racevesj

En las públicas diferencias de ideas sobre quién pagará la construcción del muro fronterizo a petición de la administración del presidente Trump, éste parece pretender imponer un punto de vista unilateral, pero lejos de la
realidad. Sería un momento idóneo para revisar toda la relación bilateral. El tema de seguridad es un tema de Estado para los Estados Unidos, no sólo para la administración Trump.

Entre otras cosas, sería menester revisar de manera minuciosa los temas de la agenda de seguridad de cada agencia norteamericana y cada institución mexicana, para estar en condiciones de un exhaustivo examen que arroje la
viabilidad de conservar una relación en el plano de la seguridad.

A México no le interesa detener el flujo migratorio hacia Estados Unidos, cuando su gobierno persiste en imponer una serie de condiciones leoninas y fuera de derecho. Si el razonamiento es que un muro detendría los intentos del
grupo extremista Estado Islámico, de Al-Qaeda o de Hezbollah por ingresar a su país, la lógica es tan simple, como cerrar la puerta para que no entre nadie más. Absurdo.

Gracias a la colaboración de las instituciones mexicanas de seguridad, se pudo capturar a un terrorista del Estado Islámico que llevaba como objetivo asesinar al embajador de Arabia Saudita en Washington. No sólo esto, hace unos  años se desmanteló un plan para traer a radicar a México, a la familia de Mohammar Qadaffi.

La intervención mexicana que participó en la operación Gerónimo que dio muerte al líder terrorista Osama Bin Laden no puede ser minimizada, en términos de un malestar económico como consecuencia de promesas de
campaña poco viables. Como también se equivoca el primer ministro de Israel al apoyar al presidente Trump en la construcción del muro.