Copa Libertadores, un torneo de barrio.

EL LADO BRUSCO

Fabricio Brusco

Jugar siete partidos suspendido y que nadie se dé cuenta, es algo que podría pasar en un torneo infantil, un inter-escolar, un torneo llanero o, como se demostró en las últimas semanas, en la Copa Libertadores.

La “nueva” CONMEBOL, que tanto se ha jactado de hacer las cosas diferentes, solo ha demostrado que las hace igual o peor que antes.

Seis partidos en la fase de grupos y la ida de los octavos de final, esos fueron los partidos en los que firmó plantilla, Bruno Zuculini, jugador de River con una sanción por cumplir desde el 2013, que se generó cuando jugaba para Racing, y quien casualmente es el rival de River Plate en estos octavos de final de la Copa.

Nadie se percató del “error” en ninguno de los seis partidos de fase de grupos; tampoco el pasado nueve de agosto, cuando se enfrentaron River y Racing en el partido de ida de los octavos de final. En realidad, nadie se hubiera dado cuenta, si no era porque desde el entorno del Club Atlético Independiente, con la intención de demostrar que el jugador Carlos Sánchez de Santos estaba suspendido, se hizo circular un comunicado de la CONMEBOL del año 2016 donde se decían los jugadores con sanciones por cumplir, ahí, para la sorpresa de todos, aparecía Bruno Zuculini.

En teoría, cualquier equipo que haya alineado un jugador suspendido, debe perder ese partido por default, es decir, tres a cero en contra. Inconvenientes que le impiden a la CONMEBOL dar ese veredicto hay varios: el primero es que Racing no hizo su reclamo 24 horas después del partido, como indica el reglamento de la competición, por lo que se presume que quedó conforme con el resultado; el segundo es que Zuculini no solo jugó ese partido, teniendo una sanción por cumplir, jugó seis más, por lo que si se le permite a Racing hacer el reclamo fuera de término, se le tendría que permitir también a Flamengo, Emelec e Independiente Santa Fe. El tercero y más importante es que cuando River contrató a Zuculini preguntó a la CONMEBOL si éste contaba con alguna sanción o estaba disponible para jugar, a lo que se le respondió que estaba habilitado, por lo que actuar de oficio sería contraproducente.

Al ser la propia CONMEBOL, quien le comunicó a River que podía usar a su nuevo jugador cuando estaba suspendido por dos jornadas, se pueden llegar a dos posibles conclusiones sobre este caso, o la CONMEBOL es tan improvisada que no tiene un registro sobre cuáles jugadores tienen sanciones por cumplir o la CONMEBOL es tan improvisada que contestó sin fijarse en sus registros de sanciones por cumplir.

Lo que está más que claro, es que la confederación sudamericana tiene una organización tan precaria como la de una liga escolar.

@bruscofabricio

 

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