CALEIDOSCOPIOS. Dr. Eliseo López Cortés

Los intentos separatistas de Cataluña tienen profundas raíces históricas; de
hecho, es una nación subyugada por el centralismo castellano, desde hace
varios siglos, cuya principal expresión fundacional fueron las guerras carlistas
en el siglo XVIII. Tanto Córcega y Cataluña tienen raíces desde los tiempos
del imperio romano y soportaron invasiones de los visigodos; tiene raíces
latinas y germanas, y formaron una sola cultura nacional.
Los catalanes tuvieron un territorio, una población, una lengua, un Estado, un
gobierno, una comunidad imaginada antes de la subyugación política del
Estado castellano.
Actualmente, mientras algunas de las élites capitalistas catalanas de una
ideología derechista quieren separar la nación, los partidos de izquierda se
oponen al reto soberanista de los líderes políticos secesionistas, donde la
derecha manipula las ideologías nacionalistas de la población.
Estas élites catalanas argumentan que Cataluña financia la incompetencia del
partido gobernante de Rajoy y por ello lo más sano como proyecto nacional es
la separación. De hecho, el producto bruto relativo es mayor al de España.
Pero el referéndum separatista de Cataluña, fue maniatado por las agencias
represivas del Estado español, y dividió a los partidos políticos; el Partido
Popular acusó de un “fallido golpe de Estado”, el Partido Socialista invoca el
juramento a la Constitución y los demás Partidos siguen sin acuerdo. La
separación de Cataluña implicaría automáticamente su salida de la Unión
Europea.
El caso de la escisión implica más de trescientos reglamentos jurídicos a
cumplir en el corto plazo, si se quiere retornar a la Unión Europea, que
automáticamente no reconocerían al nuevo Estado secesionista. Las élites
financieras serán las ganadoras situacionales del caos económico y por ello no

es una solución forzada a estas problemáticas integraciones nacionales de
culturas distintas y comunidades imaginadas diferenciadas.

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