Entre Fidel, el mundo, sus contrapesos y Ayotzinapa

Israel Quiñones
@IsraelQDigital

Sucesos históricos han marcado la semana que termina y la que inicia. El 25 de noviembre muere el líder máximo de la revolución cubana, Fidel Castro y con él, una era llega a su fin, mientras tanto en México, la periodista Anabel Hernández anunciará en la FIL de Guadalajara el estreno de su libro “La verdadera noche de Iguala”, en el que da a conocer, según su extensa investigación periodística la realidad de lo ocurrido la noche del 26 y madrugada del 27 de septiembre de 2014.

La polémica no abandona a Castro, aún después de morir la noche del viernes 25 de noviembre, ya que en algunos sitios como la Habana se vive un luto general por el fallecimiento del comandante y en Miami, la fiesta de los disidentes más extremos del régimen cubano, hacen fiesta por la muerte del líder revolucionario.

Castro fue marcado como el artífice del movimiento comunista en el continente americano, fue el inspirador de movimientos de izquierda en toda América Latina y según las teorías conspiranóicas de sus detractores, el autor intelectual del asesinato del Presidente Kenedy. Sin embargo la verdad es más simple, Castro fue el iniciador del movimiento revolucionario del siglo XX en el mundo occidental.

No es muy necesario introducirnos a fondo en la historia del comandante, sino es mejor que reflexionemos acerca de la decadencia occidental que representa el que Trump llegará a la presidencia de Estados Unidos, así como en el Brexit británico y todos los movimientos nacionalistas que surgen en occidente, auspiciados por el miedo en los mercados, la inflación y el desempleo y a su vez, el como estos movimientos reaccionarios de la derecha se enfilan sin algún contrapeso como en su momento lo fue Fidel.

En un momento histórico y crucial, la balanza se va cargando demasiado hacia la ultraderecha, misma que desprecia a la globalización que de buena o mala manera ha ofrecido a las naciones emergentes la oportunidad de rehacerse de manos de la revolución tecnológica, misma que poco a poco ha marcado diferencias trascendentales en la vida común de los seres humanos.

Los movimientos de la ultra derecha han decidido encerrarse en el nacionalismo más extremo, haciendo a un lado las políticas que permiten hacer crecer el comercio, que tampoco muestra ser la solución de los problemas globales, pero de alguna manera se convierte en una mejor forma de oportunidad para el tercer mundo, sin embargo de alguna forma, el proteccionismo ha sido la manera en que los líderes xenofóbicos han decidido arrastrar a las masas inconformes a su colmena.

Mientras que el mundo entero se convulsiona en la psicosis del miedo y el shock a los reaccionarios, en México, una vez más el periodismo resulta ser la respuesta más cercana a la verdad de los acontecimientos que han removido las conciencias de la sociedad y, en este momento es la periodista Anabel Hernández es la que da muestra de que cuando se quiere investigar, se hace.

En su más reciente libro “La verdadera noche de Iguala”, mismo que será presentado en la FIL de Guadalajara el próximo 1 de diciembre. La periodista nos da a conocer, por medio de entrevistas e investigación en el lugar de los hechos, que hay mucho, pero mucho más de fondo en el caso Ayotzinapa de lo que el gobierno y las autoridades jurídicas en nuestro país han dado a conocer.

Es importante reconocer que la verdad histórica ha sido derrumbada desde la llegada del GIEI de la CIDH a nuestro país, sin embargo, la necedad con la que el gobierno la defendió no es de extrañar, punto que puede refrendar la tesis expuesta por Anabel Hernández en su libro, ya que en algunos reportes dados a conocer en sitios informativos como el de la periodista Aristegui, Hernández afirma que la red de complicidad ha llegado al mismo Presidente Peña, que removió a la procuradora Arely Gómez, por haber permitido la investigación en contra del protegido Tomas Zerón.

Mientras que el mundo debate la libertad contra la ignorancia y la intolerancia, en México seguimos luchando por algo más básico, pero que de no encontrarlo seguiremos estancados: La verdad y la justicia temas que de aunque la derecha no quiere reconocer, la Cuba de Castro encontró y refrendó con el mejor sistema educativo del continente y el mejor sistema de salud.

No sé que pensar cuando México con menos cosas en común con Estados Unidos, está más cercano a esta nación, despreciando los ideales castristas con los que el pueblo mexicano se quisiera identificar más.

 

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