Nora C. Ampudia Márquez

En el informe de OXFAM (2016), titulado “Una economía para el 1%”, se establece que 62 individuos en el mundo concentran la misma riqueza que 3 mil 600 millones de personas ¡la mitad más pobre en el mundo!; y mientras que para los primeros su riqueza creció 45% del 2000 al 2015, para los segundos disminuyó 38 por ciento.

Así 50% del incremento en la riqueza a nivel mundial fue apropiado por 1% de la población más rica, y de los ingresos generados a nivel mundial, 46% fue apropiado por el segmento 10% más rico, y esto mismo está sucediendo en Estados Unidos, país en el que la desigualdad se ha elevado de forma persistentes desde los 80’s.

Hoy los capitales y los especuladores imponen sus condiciones a los mercados internacionales, fluyendo de un lugar a otro para obtener la máxima ganancia, vendiendo y comprando acciones para garantizar su riqueza, pasando del oro a la plata, del café al petróleo etc., manipulando precios y tasas de interés para después ubicarlos en paraísos fiscales que premian garantizar la mayor acumulación posible de capital y aportar lo menos posible al gasto público y por ende en su principal objetivo, la distribución de los ingresos y la riqueza.

Aunque la inflación se mantiene también en niveles históricamente bajos, el poder adquisitivo de la población no se incrementa precisamente porque los salarios se deterioran; las personas no sienten una mejoría en su bienestar social y necesitan escuchar las promesas que les garanticen una mejora económica, mejores empleos, mejores salarios y mejores servicios públicos, eso es precisamente lo que Donald Trump les prometió.

Los que votaron por el ahora presidente electo, son el sector menos culto de la población, pero el más necesitado del cambio, y también el sector más conservador, los blancos que quieren volver a los viejos tiempos: un Estados Unidos fuerte, con rápido crecimiento económico al que se le denominó el “Sueño Americano”, aquel que hablaba de igualdad de oportunidades, en el que todos podían lograr sus objetivos, tener una vida cómoda y tranquila con sus necesidades satisfechas.