Jesús Pérez Loza
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Además de ser el fundador de la Psicología, el prestigio de más de 2 mil años de Aristóteles (384-322 A.C.), se debe principalmente a que es también el creador de la Lógica o ciencia del raciocinio, que es muy útil para los individuos o instituciones y, aún, gobiernos, que prefieren ser exitosos guiando su comportamiento por el sentido común.

Siendo la lógica tan trascendente, sorprende que lo mismo personas que gobiernos, prefieran no utilizarla ni en lo más mínimo.

Entre otros temas, de momento vienen dos a mi memoria. Uno, es el rechazo popular a que transiten por las carreteras nacionales, los camiones o transportes de doble remolque, por la serie de accidentes y daños materiales con pérdida de vidas humanas, que están causando con relativa frecuencia.

La respuesta de la autoridad, en este caso de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, no ha sido la de una autoridad o de un mediador o árbitro, sino que la explicación se centró en los daños a la transportación de materiales, dejando al final los peligros para los seres humanos.

Otro tema, es el de las farmacias, también reguladas por nuevas leyes gubernamentales que les han prohibido la venta de antibióticos sin receta médica. En apariencia para proteger la salud y evitar la automedicación. Lo cual no es así, porque los clientes de las farmacias tienen su propia responsabilidad y no van a dañarse a sí mismos.

La venta de vinos y bebidas alcohólicas, así como de cigarrillos, no tienen límite ni exigencia de recetas médicas. Son libres y, en cambio, la compra de antibióticos que son para la cura de enfermedades o recuperación de la salud, tienen prohibición si no la ordena un facultativo.

O sea, el gobierno privilegia el vicio y obstruye la salud. Lo dicho, en ambos casos, hay ausencia de la lógica aristotélica.