Hacia un verdadero estado de derecho

Israel Quiñones
@IsraelQDigital

Como en todo gobierno mexicano, los temas inconclusos son bastantes y mucho de esto puede justificarse en el rezago social o en la falta de crecimiento económico, pero nunca habrá crecimiento de ningún tipo, si el estado de derecho no alcanza un restablecimiento adecuado para los tiempos que tenemos frente a nosotros y es que, los mexicanos nos encontramos ante una continua violación a las leyes, a los derechos humanos, pero ante todo, frente a una falta de probidad amplísima de los políticos.

La corrupción se ha convertido en la principal causa de falta de inversión y de la escases laboral, al mismo tiempo de que la descomposición del tejido social se convierte en una loza compleja de levantar. Estos temas son trascendentes para poder alcanzar una convergencia que en definitiva, proceda a reconstruir los daños sociales, económicos y políticos que nuestro país ha sufrido por las malas administraciones federales, estatales y municipales.

Un caso claro y muy relevante, es el del hoy gobernador con licencia del estado de Veracruz, Javier Duarte, quien al verificar que el barco ya estaba hundido, escapó como rata (no encuentro mejor descripción) y se ha refugiado en la impunidad que le proporciona el fuero constitucional. Esto tras los extraños asesinatos de periodistas, 15 para ser más precisos, el desfalco en las arcas estatales, así como la falta de desarrollo del estado.

Duarte, no ha dejado más que heridas tras de él y la inconfundible estela de destrucción y dolor que un desastre de grandes magnitudes hereda. Es prudente y necesario, que si el PRI quiere recuperar una pizca de credibilidad, al igual que la administración encabezada por Peña Nieto, logren capturar y enjuiciar a Duarte por sus faltas, ya que de otra forma nos quedaremos con el cuento de siempre; con la impunidad de siempre.

Por otro lado contamos con el caso Padrés, al que de forma rápida se le han detectado sus crímenes, desfalcos y faltas ante el cargo que le fue encargado por medio del voto popular, sin embargo, más allá de una exposición mediática negativa, el asunto no ha pasado de ahí, eso sí, el panismo a nivel nacional ha tratado de deslindarse de la peor crisis de corrupción con la que cuentan y está es Sonora.

No se trata más de una clase política pusilánime y agachona, pues no se ven acciones claras que bonifiquen en el reclamo de justicia que cada día se generaliza más en la sociedad mexicana, que si bien es cierto, ha encontrado un despertar inusitado, también ha preferido dejarlo plasmado en las redes sociales, más allá de organizarse en la vida real la cual, puede superar a la virtualidad del lenguaje binario que ha sido adoptado con decoro.

Es cierto que las casualidades no existen, sin embargo el momento de rendir cuentas no se ha plantado sobre la meza con la fuerza necesaria para llegar a la justicia que se necesita para encontrar el camino al desarrollo democrático que tanto ha sido buscado, pero el camino ya ha sido marcado, falta la determinación popular para tomarlo y no dejarlo.

La política mexicana se ha convertido en un circo de tres pistas y ciertamente, es incondicional que se retome la seriedad que se requiere para llegar a métodos que realmente propicien una reconstrucción total del país, que no sean meros slogan de campaña electoral que se formulan para retener la atención de la gente, estamos en un momento tardío, pero adecuado para emprender la ruta progresista (y no es una filiación política) hacia el verdadero desarrollo en las materias nacionales más urgentes.

Emprendamos sin miedo el camino hacia el verdadero crecimiento nacional, pero para ello, es necesario la reevaluación del estado de derecho y que el mismo se respete, comenzando por las mismas autoridades que se supone nos deben representar y no avalar las corruptelas de estos vampiros mal llamados políticos.

 

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