La debacle

Una vez más la crisis en las izquierdas se hace presente, pero en está ocasión va totalmente cargada al PRD. En donde el sábado pasado eligieron nueva dirigencia, después de la salida de Basave, quien definitivamente decidió irse por la puerta de atrás, cuando alcanzó a vislumbrar la clara debacle del PRD a nivel nacional. En su lugar queda Alejandra Barrales, exsecretaria de educación en el gobierno capitalino de Miguel Ángel Mancera.

Las cosas no pintan bien para el sol Azteca, ya que después de las pasadas elecciones, no hubo de otra que la alianza con el PAN, representante por excelencia de la derecha mexicana y es aquí donde la supuesta ideología de izquierda se fue por la borda, dando por hecho la necesidad de supervivencia partidista por medio de la elección compartida con el blanquiazul.

Vale la pena recalcar que las salidas que ha sufrido el PRD de personajes claves en la vida política nacional, lo ha dejado sin figuras representativas en el mercado electoral mexicano, alejando así a lo que otrora tiempo fuese la fuerza más representativa de la izquierda en este país, sin embargo, hoy en día el de la Revolución democrática no es, ni siquiera la caricatura de aquella convergencia de fuerzas y tribus que le dieron vida.

Alejandra Barrales viene de la mano con el proyecto que Mancera quiere encabezar para 2018 y sus aspiraciones se refuerzan con el triunfo de Barrales, eso sin duda. Por otro lado el llamado que realiza Pablo Gómez, quien fuese el contrincante de la hoy dirigente del sol Azteca, demanda recuperar la estatura moral que el PRD representaba en una sociedad mexicana con expectativas de cambio.

No hay mucho que se pueda rescatar de los restos amarillos, es decir, sin la presencia del fundador del partido, Cuauhtémoc Cárdenas y la creación electoral de López Obrador (MORENA) el PRD queda huérfano de causa y padre, ante un proceso electoral para 2018 que amenaza con ser el último para esta fuerza política abandonada a su suerte por intereses internos que no buscan más que el beneficio personal.

Imperdonable es el hecho de buscar una candidatura forzada, como la que Mancera quiere amarrar, pero más imperdonable es hacerse de la vista gorda ante la realidad cruel que embarca al que fuera el partido que lideraba los estandartes más representativos de la demanda social y con ello, las causas democráticas y de lucha que le dieron forma a esta unión de fuerzas que se reunieron en una especie de confederación de la izquierda histórica mexicana.

Hoy en día el desplazado PRD se sienta a ver pasar las oportunidades de renacer y rehacerse ante la complejidad política y social, dejando pasar el momento clave que le permitiría resurgir de las cenizas en las que se encuentra y al parecer, las oportunidades se han agotado, ya que hoy en día, MORENA aglutina la mayor parte de seguidores que pudiesen dar fuerza electoral y política a un movimiento de la izquierda mexicana.

Ya no hay fuerza en la convocatoria política que hace el PRD, es más, el último eslabón de la representatividad izquierdista que quedaba en las filas de este partido, quedó relegado por los mismos consejeros, que prefirieron quedar bien con el jefe de gobierno de la capital a realizar una buena elección dentro del seno de su partido.

No sé hasta que punto le de al PRD la continuidad del gobierno capitalino, no veo una clara alusión a la permanencia en el último bastión del sol Azteca y hasta cierto punto, lo mejor es que este ciclo llegue a su fin, dejando así la ventana abierta para una verdadera convocatoria de la política social demócrata que queda en este país, ya que en la realidad, la izquierda mexicana dejó de existir hace muchos ayeres.

 

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