La inocencia perdida

Israel Quiñones
@IsraelQDigital

Es irrefutable la crisis de credibilidad que el gobierno de la República está pasando ante la mirada crítica de la opinión pública. Los mayores alcances mediáticos de la administración peñista han sido gracias a escándalos de corruptelas y no por su estrategia para sacar al país del bache económico, político y social en el que vive desde hace ya bastantes años.

Lo trascendente de este tema, viene a ser la fragilidad de la cúpula gubernamental, al punto de que quieren seguir operando como se hacía en los años sesenta del siglo pasado y su visión no les alcanza para contener el cumulo informativo que se viraliza de manera casi inmediata por medio de las redes sociales.

El movimiento magisterial encabezado por la CNTE se ha convertido en el debate central que que corre y recorre los medios de comunicación digitales y tradicionales, ya que la polarización que hay en torno a la solicitud del respeto a las fuentes de empleo, se ha manejado como si la protesta se tratara de actos criminales y vandálicos, cuestión que en ciertos ámbitos sociales ha surtido efecto.

Hace unos días y gracias a la magia del video difundido en redes sociales, observamos al gobernador de Chiapas, Manuel Velazco repartiendo apoyos económicos a pescadores y madres de familia, al tiempo que realizaba consignas en contra de los maestros… Apoyo a cambio de apoyo económico. Un gobernador del PVEM comprando conciencias con dineros públicos, ya no es un tema raro o en su defecto ajeno, sin embargo, la modalidad ha cambiado, esta vez van a querer enfrentar a la sociedad, es decir, contrapuntear a la ciudadanía trabajadora.

En la televisión apareció un “debate” poco común entre Julio (Astillero) Hernández y Carlos Marín.

Dos puntos de vista totalmente contrarios y hasta enfrentados. Con una retórica apropiada, las acusaciones se hicieron venir, acusaciones hacia Marín de ser un Mercenario y hacia Hernández de que se fuera del país o que tomase las armas… La realidad es que el director de Milenio Diario se supo superado y es por ello que los gritos y la burla fueron su mejor argumento.

Marín no nos decepcionó, mostrándose como un tipo intolerante, con la conciencia empeñada, al mismo tiempo que minimizaba las muertes de personas en Nochixtlán, Oaxaca. Una verdadera pena ajena es lo que representa este señor en la historia del periodismo mexicano y es ahora cuando entiendo el porque lo corrieron del velorio del fundador de Proceso Julio Scherer.

Ante la complejidad de la crisis mexicana, el surgimiento de movimientos como lo es el magisterial y dentro de este el aglutinamiento de más organizaciones que ya se sienten acorralados en el bienestar de sus familias y de ellos mismos. Es cuando la indiferencia de los políticos en el poder raspa, lastima, perjudica y al mismo tiempo devasta la confianza de la ciudadanía hacia con las instituciones.

No debemos caer en la trampa que presenta el resumen de la falsedad mediática y más cuando sabemos que la crisis económica destroza las cuentas bancarias de Televisa y Tv Azteca, es decir, el anunciante más fiel y que mejores ingresos les genera, es el gobierno federal y esto ínsita a la línea informativa dirigida.

La congruencia a pasado a ser una simple utopía entre las instituciones y se desvanece más cuando se llega a las secretarías de dichas entidades. Tal es el caso del PRI, en donde la imposición desde Los Pinos ha sido férrea, dejando descontentos a los mismos militantes de este partido que ya no encuentra la manera de hacer campañas electorales con todo en contra y a su vez resalta el fenómeno de un Acción Nacional renacido en manos de Anaya que se perfila con más fuerza a la candidatura presidencial de 2018, desplazando a Margarita Zavala, pero la competencia a penas comienza.

Vale la pena analizar este momento de desconcierto social, enfatizar que los medios y quienes los controlan quieren reforzar la guerra clasista que tanto daño a causado a México.

Malas decisiones han encausado a este país al desfiladero, al mismo tiempo en que los falsos profetas abanderan las causas que más huelen a pueblo, pero a final de cuentas, este es el más dañado después de las batallas. La recuperación nunca será externa, siempre vendrá de abajo hacia arriba, falta que lo recordemos.

 

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