@IsraelQDigital

Una vez más los efectos de la violencia gubernamental han sido exhibidos por los enfrentamientos en Nochixtlán, Oaxaca este fin de semana. Hechos que han aumentado la indignación, la cual se refleja más en las redes sociales, que a su vez se ha movilizado en las calles, especialmente las de la Ciudad de México.

El conteo de los daños ha sido contundente: más de 45 heridos y 6 muertos, esto por el lado magisterial y civil, además de 25 policías lesionados. El gobierno negaba el uso de armas durante la hoy reconocida represión en las calles de este poblado oaxaqueño y esto queda plasmado en un mensaje por medio de la red social Twitter, en el que él CNS decía que los policía federales iban desarmados, pero cuando las fotos y videos de “The Associated Press”  denunciaban como la fuerza pública disparaba con armas automáticas en contra de los manifestantes.

Por si todo esto fuera poco, el líder magisterial disidente de Michoacán, Juan José Ortega Madrigal fue detenido este sábado bajo acusaciones de lavado de dinero. Este tipo de cargos, me recuerdan mucho a los que le fueron imputados la semana pasada a Rubén Núñez, la realidad es que el gobierno encabeza una cacería de brujas para seguir imponiendo una Reforma Educativa visiblemente fallida.

La CNTE ha radicalizado sus protestas y al mismo tiempo ha ganado adeptos por todo el país, pero también es obvio que el gobierno federal endurecerá sus métodos represivos, ya que a la vista del más obtuso, este país ha entrado en un estado de excepción no oficial, pues aunque las empresas continúen con los procesos productivos y la economía trabaje, pero en picada, la realidad es que las balas contra los civiles se han clavado profundamente en la indignación nacional.

Los muertos de este fin de semana pesarán y causarán el recuerdo de Ayotzinapa, Aguas Blancas, Chiapas y demás eventos que han machado de sangre la historia reciente de México, que por cierto vale la pena mencionar que estos hechos han sido durante gobiernos priistas.

Los actos que han ocurrido durante este fin de semana de saldo rojo, son una muestra de la represión constante que el gobierno de Enrique Peña Nieto, ha decidido emprender contra la disidencia que no acata sus instrucciones “reformistas”.

Siendo las 12:15 a.m. Del lunes 20 de junio, me comentan por medio de mensajes, de un apagón generalizado en zócalo de Oaxaca capital, según los informes para desalojar a los maestros plantados en este espacio público, además de la ejecución de un reportero del periódico “El Sur”, de este mismo estado.

Las cosas no se ven bien, la efervescencia social está aumentando, cada vez es más notorio que los maestros de la CNTE no están tan equivocados cuando denuncian que sus fuentes de empleo están en peligro por designios directos de Aurelio Nuño, él que ha mostrado de lo que es capaz con tal de llevar a cabo lo que se propone, sin importar las vidas que cueste; por el momento van 6.

Es necesario que se reconsidere la postura que han decidido mantener desde las altas cúpulas del gobierno federal, ya que de seguir así, el hartazgo  será una situación generalizada entre las masas, que obviamente han decidido tomar las calles para mostrar al mundo de que acciones represoras ha decidido tomar el gobierno federal.

Hasta este momento en el que estoy escribiendo este artículo, querida, querido lector, Andrés Manuel López Obrador, no ha emitido ninguna declaración en relación a los hechos de sangre en contra del gremio magisterial, esto demuestra la prudencia excesiva del tabasqueño, que intenta sacar una tajada electoral por medio de las movilizaciones magisteriales, pero que cuando estos necesitan una contundente muestra del apoyo de MORENA, este queda mudo.

Aurelio Nuño está en un momento clave, pues continua con la represión a mansalva o en su defecto, renuncia del cargo que no ha sabido desempeñar en beneficio de la ciudadanía mexicana, pero de tomar la segunda opción, es necesario que se efectué en contra de Nuño un juicio político, así como uno judicial por las vidas tomadas en las calles de Nochixtlán, Oaxaca.