Reflexiones/ ¿Es ético seguir formando periodistas?

Gabriel Páramo
@lavacadiablo

Me preguntan si no me siento mal colaborando en la formación de futuros periodistas que enfrentarán peligros, salarios bajos, jornadas extenuantes. Para responder, empiezo con las palabras de un exalumno. Carlos, así me pide que lo cite, actualmente trabaja en Buenos Aires; fue reportero y editor en varios medios mexicanos. Este es su testimonio de cómo nos ven en ese país hermano:

“Cuando la gente se entera de que soy mexicano, la primera pregunta es siempre la misma: ¿qué tal la inseguridad? Las primeras veces a uno le desconcierta un poco y después termina por cansarlo, porque, más allá de lo que pregone el gobierno y de la comodidad con la que trabajan los grandes medios, que son los que llegan a otros países, en Argentina, al menos, se percibe que México es una especie de territorio en el que el peligro corre por cada calle todos los días.

“Mis colegas periodistas lo dicen así: jamás sería reportero de temas policiales o judiciales en México; es más, me daría miedo ir de vacaciones porque tal vez te secuestran en la carretera. No me atrevería a decir si el país está mejor que hace seis años, pero al menos desde afuera la opinión respecto al panorama mexicano es sombrío”.

A pesar de los homicidios, la inseguridad y todo lo que pueda decirse en contra, el periodismo sigue siendo no solamente una profesión maravillosa, sino la oportunidad de servir de manera crítica a la sociedad. En sus muchas vertientes, la carrera permite ser el “perro guardián de la democracia”.
Un periodista crítico, como las decenas de mujeres y hombres que he contribuido a formar, es la mejor herramienta para el cambio social y estoy orgulloso de ello.

 

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