Israel Quiñones
@IsraelQDigital

La tormenta perfecta se acerca de formas relativamente rápidas. Ante una economía golpeada y vapuleada, la sociedad mexicana se encuentra en un momento de crisis, temas de los que ya hemos hablado en otras ocasiones en esta columna, sin embargo, en esta ocasión necesitamos abordar la materia que es referente a la seguridad laboral de los mexicanos.

Con un dólar que inicia esta semana en 19.01 pesos, el poder adquisitivo de los mexicanos se va poco a poco al caño, por ende, el salario de un trabajador promedio no alcanza ni siquiera para adquirir la misma canasta básica. Es por esta simple razón que la pobreza va en avance neto en nuestro país a pesar de que el INEGI insista en todo lo contrario.

Con un record de remesas en el primer semestre del año, México se percibe más débil, es decir, la fuerza laboral que prefiere irse a buscar la aventura del sueño americano y la fuga de cerebros que cada día es más perceptible, repercuten en el desarrollo de esta nación, sin embargo es entendible cuando damos un vistazo a la reforma laboral que Calderón dejó como bienvenida a la administración de Peña Nieto.

Es en este punto donde entramos de lleno en materia, pues con las condiciones labores tan precarias con las que nos encontramos, el futuro se oscurece para los trabajadores, ya que simplemente no lo hay. En un país con una ley laboral que incentiva la creación de outsourcing, aparatos de contratación que no dan seguridad al trabajador, sino todo lo contrario, con este esquema, el trabajador no cuenta con ningún resguardo legal que lo defienda ante despidos injustificados, además de no contar con un programa de pago para el retiro, es decir, se desaparece el esquema de las pensiones para el retiro y se le da camino abierto a las AFORES, esquema de ahorro para el retiro que más que beneficiar a los trabajadores, les exprime sus ahorros.

No es la falta de visión, sino que se tuvo visión de más para acabar con la seguridad económica del retiro del trabajador, pues las entidades financieras encargadas de resguardar estos dineros, se han convertido en empresas de inversión. Con la reforma laboral de 2012, Calderón proveyó de esquemas legales a dichas instituciones para que usaran los ahorros de los trabajadores para inversiones de riesgo y con estas, encontrar ganancias millonarias, las cuales ni por error entraran en las cuentas de ahorro de los trabajadores, más bien van a las arcas de los dueños de dichas empresas.

No se trata solamente de usar el dinero de otros para obtener ganancias en los grandes mercados financieros, sino que también se trata de que las perdidas las absorban las cuentas de ahorro de los trabajadores en cuestión y esto va de la mano con el desfalco financiero que el IMSS ha venido sufriendo desde hace décadas.

Esta macabra maniobra financiera por parte de los dueños de los grandes capitales se ha venido agudizando de manera silenciosa, no hay muchos medios que hablen o den a conocer estas circunstancias que abonan al empobrecimiento del mercado laboral en México, pero no es sólo eso, también se trata de que l futuro de millones de mexicanos está a la deriva.

No sólo se trata del refuerzo financiero que el gobierno prevé para los dueños de las AFORES, también influye el continuó abuso en el alza a los combustibles y que esto daña considerablemente la economía de los que andamos a pie, es innegable que la pobreza avasalla al bienestar del pueblo mexicano.

El desarrollo empresarial mexicano está más basado en los apoyos gubernamentales, sin embargo estos no son para todos, van más de lado a las empresas que se prestan a corruptelas y moches que beneficien a los políticos en turno en el poder, el ejemplo por excelencia lo encontramos en el tema de la “Casa blanca de EPN”.

Mientras que los medios tradicionales se encargan de  golpear el proceder legitimo de los sindicatos que si ven por el bienestar de sus agremiados, las empresas y gobiernos que promueven la corrupción financiera con el poder adquisitivo y los ahorros de los trabajadores continúan impunes y abusando de su posición para enriquecerse más a costillas de la ciudadanía.