Festejando al medio ambiente en tiempos de pandemia.

Por: Ricardo Medina Calvario.

Al estar escribiendo este texto, hemos pasado el cumpleaños número 50 de la
celebración del “Día de la Tierra” (22 de abril de 1970) y se acerca el día
marcado desde 1972 para celebrar el “Día Mundial del Medio Ambiente”, en el
que se promueven acciones de conservación y preservación de la naturaleza en
el mundo. En México seguramente pasará sin pena ni gloria, como han pasado
todos los días que van de este gobierno en torno al amplio marco de temas
Ambientales y de Sustentabilidad. Ahora más que nunca, como no sabemos
qué pasa, nos consolamos con la ilusión de saber qué sucederá. Estamos
entrando a la era del Antropoceno, donde la mayor parte de los cambios en
nuestro planeta dependen de nuestra acciones y omisiones, no de la tierra
misma.
La SEMARNAT al igual que varias instituciones sufre de un desmantelamiento
operativo, técnico y principalmente presupuestal, derivado de una no planeada
austeridad republicana, que la convierte en mero ente paisajístico que no ve y
no puede o quiere actuar en contra de la avalancha de acciones
gubernamentales, encaminadas a enterrar acuerdos, leyes e inversiones.
Tenemos una cabeza de gobierno, que indica que toda la problemática en
materia de impacto ambiental, derivado de la puesta en marcha de una “nueva
normalidad” a través de la puesta en marcha de la actividad del sector esencial
de la construcción, se resolverá con un programa denominado “Sembrando
Vida” o que la situación del manejo de residuos biológico-infecciosos, termina
en un discurso referente a la situación de la alimentación en nuestro país.
Eso sí, tenemos un gobernante muy optimista y que pretende contagiarnos su
optimismo y declarar que una pandemia como la que estamos viviendo nos cae
“como anillo al dedo” y renaceremos como el ave Fénix, para darle cuenta al
mundo de lo que somos capaces, sin embargo, recordemos lo que Voltaire
afirmó: el optimismo “es la manía de afirmar que todo va bien cuando todo va
mal” o lo que es lo mismo en México, todo marcha muy bien, con excepción de
que en lo esencial todo anda muy, pero muy mal.
Esencial es tener recursos para controlar los incendios forestales que de
acuerdo a CONAFOR han devastado hasta finales de mayo, cerca de 10 000
hectáreas de bosques.
Esencial es saber porque se fomenta desde la cabeza del sector ambiental, la
invasión y deforestación de las selvas de Chiapas, la nula participación en la
protección de la vaquita marina, el saltar la legislación para aprobar los
proyectos emblemáticos de la 4T (deforestar primero para construir la refinería
de dos bocas, no contar con autorización en materia de impacto ambiental
para el tren maya o no contar con la información suficiente en materia de
impacto y riesgo ambiental en el caso del aeropuerto de Santa Lucía).

Esencial es hacer entender al gobierno que la crisis climática y el deterioro
ambiental trastocan la salud pública, educación, empleo, desigualdad, pobreza,
seguridad alimentaria, inseguridad, infraestructura, energía, política y
economía. En este sentido, los neoliberales bancos multilaterales de desarrollo,
hoy en día trazan estrategias para alinear sus esfuerzos para cumplir con los
acuerdos internacionales en materia climática (por ejemplo, gravar las
emisiones de carbono y finalizar con los subsidios a los combustibles fósiles).
Recientemente se sepultan las energías limpias. Vemos en una imagen
presentada en las noticias una vista del “Parque eólico La Rumorosa” en Baja
California, efectivamente uno de los sitios más bellos de México, que por sus
características ecosistémicas es un lugar con gran potencial de generación de
energía limpia, verde , renovable, pero que a dicho de nuestra autoridad
máxima “aquí se expresa la falta de sensibilidad de los gobernantes;
autorizaron esos ventiladores para producir energía eólica, miren como afecta
el paisaje, la imagen natural, como se atrevieron a dar permiso para instalar
estos ventiladores”.
En enero de 2019 se cancelaron las subastas eléctricas de largo plazo que
permitían la incorporación masiva de nuevas centrales renovables y único
mecanismo bancable de incorporación masiva de nueva capacidad.
Posteriormente la SENER cambia las reglas para la emisión de certificados de
energía limpia (CELs). Ahora se publica la “Política de confiabilidad, seguridad,
continuidad y calidad en el sistema eléctrico nacional, motivado por la
contingencia por el Covid-19”, con el que se restringe la entrada en operación
de nuevas centrales de energías renovables por considerarse que afectan la
estabilidad y confiabilidad de las redes eléctricas???. Lo anterior, bajo el
argumento de que las centrales que generan energía renovable son
intermitentes y no pueden garantizar un abasto continuo, a diferencia de las
centrales que utilizan fuentes fósiles, que pueden encenderse en cualquier
momento. Esta politica le pega a 28 proyectos con una inversión estimada en 6
mil millones de dólares y esto porque; porque estos proyectos compiten con
una empresa productiva del Estado que se pretende sea la preponderante en el
mercado y porque tienen bajos costos operativos, porque hay una baja en la
demanda eléctrica y porque hay que utilizar el combustóleo, producto de la
refinación del petróleo con un alto contenido de óxidos de azufre y partículas
PM 2.5. Con esto no se cumplirá con el Acuerdo de París, ni con la Ley de
Transición Energética y la Ley de Cambio Climático que pretenden que en
México se genere un 35% de electricidad a partir de fuentes renovables o
limpias para el año 2024.
Hablando de Pandemias y de acuerdo a la SEMARNAT, el 78% de las muertes
por Covid-19 a nivel nacional se concentra en las zonas con mayor impacto
ambiental por contaminación atmosférica dentro de una franja que abarca del
río Santiago en Jalisco, hasta el río Coatzacoalcos en Veracruz y entonces para
qué como lo expreso Gabriel Quadri, fomentamos el uso de combustóleo, como

por ejemplo en la Termoeléctrica de Tula, Hidalgo, que de acuerdo a datos de
la Secretaría de Salud ha causado la muerte prematura de más de 14 000
personas en la denominada Megalópolis del centro de México.
En tiempos de Pandemia no podemos dejar pasar una segunda oportunidad.
Sociedad y Gobierno deben hacer un frente común respecto de las diversas
problemáticas nacionales y el medio ambiente no debe escapar a esto. No es
factible mantener de forma sostenible el aprovechamiento de nuestros
recursos naturales con el estilo de vida que llevamos y menos aún con la falta
de políticas públicas o sacadas de ocurrencias o enojos. Está por verse si
lograremos ser capaces de alcanzar un desarrollo sustentable, o si varias
catástrofes sanitarias, económicas, políticas o sociales van agotando los
recursos naturales y no tendremos más días del medio ambiente que celebrar.

Ricardo Medina Calvario.
Presidente del Instituto de Investigación y
Capacitación para las Ciencias Biológicas A.C

 

Ricardo Medina Calvario4 Posts

Biólogo, consultor en Medio Ambiente, Presidente del Instituto de Investigación y Capacitación para las Ciencias Biológicas, A.C.

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