Lo que se pone en juego por apoyar intereses del IFT y SCT

Israel Quiñones

Ha comenzado la brecha critica en el plano laboral en Telmex. El pasado 28 de marzo el sindicato de telefonistas encabezado por Francisco Hernández Juárez, comenzó con acciones de protesta en contra del regulador, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) y el jueves 30, el mitin se realizó frente a la Secretaria de Comunicaciones y Transportes en la Ciudad de México, acciones que fueron replicadas en distintos puntos del país.

Es importante remarcar que el cambio social y laboral que se avecina en este país es fuerte y estrepitoso, puesto que, la autoridad (en cualquier forma, siempre y cuando emerja del gobierno federal) está penetrada y demolida por la corrupción, siendo está la principal razón de la molestia de la sociedad en general en este país y la problemática laboral no es la excepción.

El cambio en las telecomunicaciones no es emanado de favorecer a los usuarios, ya sean empresas o residenciales, el asunto proviene de favorecer a Televisa y a su corporativo en todos los rubros posibles, pues a final de cuentas, el poder de la televisión en materia electoral sigue vigente a pesar de la migración masiva de audiencias al contenido informativo en la web.

El homovidens (de Giovanni Sartori) sigue vigente y  es por esto que la telepolítica genera contenidos a favor de la partidocracia o mejor dicho, a favor de quien ostenta el poder, esto, sin importar color, ideología o filiación, el asunto se basa más en la seducción que el producto audiovisual puede causar en el telespectador y con ello, modificar la creencia o percepción de la realidad que él mismo vive. Ya lo dijo el Presidente Peña: “La crisis sólo está en la mente de los mexicanos”.

A partir de las regulaciones asimétricas emitidas por el IFT, el STRM se opuso totalmente a las mismas, pero a pesar de las opiniones emitidas por los esbirros del poder (ya sea político o mediático) este es un capítulo más de la lucha de clases en nuestro país. Remar contra corriente se ha convertido en una peculiaridad de la clase trabajadora, no sólo en México, sino en el planeta entero a su vez, la televisión, al no perder la hegemonía de la comunicación, emite la lucha teledirigida contra la claridad del discernimiento popular.

La aplastante realidad que embarga a México es debatida por los comunicadores que se encargan de crear el mensaje bajo encargo, es decir, tratan de crear cortinas de humo, imponiendo escenarios prácticos para el desenvolvimiento de los actores políticos o empresarios más cercanos al Olimpo del poder en este país, poniendo en duda la legitimidad de una realidad que supera cualquier ficción de George Orwel en la novela 1984, pues dicho de otra forma, el “Gran Hermano” vigila los movimientos de la sociedad organizada y de está forma, intenta controlar el desarrollo del descontento mayoritario con algún otro escándalo mediático.

La problemática más cercana que podemos vivir en un corto plazo los consumidores de las telecomunicaciones, es la caída en la calidad del servicio, pues el hecho de que la competitividad no está reñida con el libre mercado y por lo tanto, tampoco lo está con la libertad de elección del consumidor. Lo lamentable de todo esto radica en que el gobierno, por medio del IFT y la SCT, quiere obligar a los consumidores de las grandes ciudades mexicanas a favorecer a las compañías auspiciadas por Televisa, al mismo tiempo de que la falta de inversión en la red de cobre causara deficiencias en el servicio, esto sin contar que la no inversión en la penetración de la Fibra Óptica, incentivará la falta de desarrollo tecnológico y con ello la caída de varios negocios que dependen de este servicio.

En resumen; no sólo se encuentra en juego el destino de las Tecnologías de la  Información y la Comunicación (TIC´s) y este no es tema menor, pues en el mundo tecnológicamente desarrollado, las TIC se han convertido en un polo de desarrollo económico virtual, sin embargo, en nuestro país los intereses de grupo se encuentran por encima del aligeramiento de la pesadumbre de la crisis, aumentándole a la misma el hecho de que las determinaciones del IFT ponen en riesgo más de 60 mil empleos directos de Telmex, los mismos que pueden triplicarse si contamos a los empleos indirectos.

Vale la pena mantener bajo observación el desarrollo de estos acontecimientos que de buena o mala manera, marcaran el cambio en el desarrollo económico, social, político y laboral de México.

 

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