Tras histórico acuerdo, la paz en Colombia depende de plebiscito

BOGOTA – (Xinhua) — Los negociadores del proceso de paz entre el Gobierno de Colombia y la guerrilla de las FARC anunciaron el miércoles el histórico acuerdo de paz logrado por las partes después de casi cuatro años de conversaciones en La Habana, Cuba, y que pondría fin a más de 50 años de guerra en el país andino.

El presidente Juan Manuel Santos celebró de inmediato el esperado anuncio del acuerdo final pero recordó que son los colombianos quienes tendrán la última palabra en el plebiscito que convocó para el próximo 2 de octubre y que le permitirá al pueblo refrendar o no los acuerdos alcanzados por las partes.

Para que los colombianos estén bien informados antes de decidir en las urnas se dispuso que el contenido del acuerdo final sea divulgado a través de los medios de comunicación y canales digitales, de manera imparcial y transparente para todas las comunidades, incluyendo a las personas con discapacidad o que no hablen español.

“Terminada la negociación y concluido el acuerdo, queda en manos de ustedes, de todos los colombianos, decidir con su voto si apoyan este acuerdo histórico que pone fin a este largo conflicto entre hijos de una misma nación (…) Es una oportunidad única e histórica -¡será la votación más importante de nuestras vidas!- para dejar atrás este conflicto y dedicar nuestros esfuerzos a construir un país más seguro, un país más tranquilo, más equitativo, mejor educado, para todos nosotros, para nuestros hijos, para nuestros nietos”, expresó el presidente en una alocución radiotelevisada.

El mandatario invitó a sus compatriotas a informarse muy bien antes de votar sobre los acuerdos que incluyen los temas de Política de Desarrollo Agrario, Narcotráfico, Participación Política de miembros de las FARC, Fin del Conflicto y Víctimas, el tema principal en el cual se establece que las víctimas del conflicto merecen la verdad, la justicia, la reparación y la no repetición.

Según el umbral del 13 por ciento del censo electoral, se necesitarán al menos 4.387.118 de votos para que una de las dos opciones “Sí” o “No” gane en las urnas el día de las elecciones.

Aunque miles de colombianos salieron hoy a celebrar el anuncio del acuerdo final y la tendencia hacia el “Sí” en el plebiscito parece ser mayor según las encuestas, en las últimas semanas ha tomado fuerza el “No” promovido por la oposición en cabeza del expresidete y senador Alvaro Uribe Vélez y los miembros de su partido, el Centro Democrático.

Para Uribe, quien goza de gran popularidad en el país suramericano, los acuerdos de La Habana benefician mucho más a los miembros de la guerrilla de las FARC que a los miembros de la Fuerza Pública y a la mayoría de los colombianos.

Si la mayoría vota “Sí” en el plebiscito, el presidente Santos tendrá la obligación de implementar los acuerdos logrados durante el proceso de paz pero si es el “No” el que gana, no podrá hacerlo y las consecuencias para el país serían impredecibles.

El mandatario y su jefe de debate del “Sí” al plebiscito, el expresidente, César Gaviria, han dicho en varias oportunidades que de ganar el “No”, se desmontaría el proceso de paz y los guerrilleros regresarían a las montañas en vez de desmovilizarse, lo cual significaría el regreso a la guerra.

Uribe, por su parte, ha asegurado que el triunfo del “No” lo que permitiría sería continuar negociando el proceso de paz con los jefes de las FARC y presionar para llegar a mejores acuerdos que no promuevan la impunidad, que obliguen a los guerrilleros a pagar con cárcel sus delitos, a no permitir participación en política de quienes hayan cometido delitos de lesa humanidad y a entregar el dinero necesario para reparar a las víctimas.

Si los colombianos apoyan el “Sí” al acuerdo final entre el Gobierno y las FARC, Colombia entraría en un período de posconflicto que según los expertos se extendería por alrededor de una década en la que la sociedad tendría que aprender paso a paso a resolver las diferencias lejos de las armas y la violencia que durante el conflicto armado han dejado más de 7 millones de víctimas.

Tras el “Sí”, se seguiría la ruta que trazaron las partes para desarrollar el proceso de concentración y desarme de las FARC, que fue anunciada el pasado 23 de junio, día que se firmó el cese al fuego bilateral.

Según lo explicaron las partes después de la firma del acuerdo final entre las partes comenzará el proceso de concentración de los miembros de la guerrilla hacia 23 zonas veredales y ocho campamentos dispuestos para el proceso de desarme.

En estas zonas los rebeldes ya no podrán vestir uniformes ni portar sus armas, que deberán ser depositadas en un contenedor vigilado permanentemente por las Naciones Unidas (ONU). Esta se encargará en los primeros 60 días del proceso de llevar un registro de la cantidad y tipo de armas que tienen las FARC.

También en ese periodo de tiempo se destruirá el material explosivo que estaría en caletas fuera de las áreas e ingresarán a los contenedores armas de apoyo como granadas, munición y morteros.

A los 90 días, el 30 por ciento de los guerrilleros dejarán sus armas en los contenedores y a los 120 días lo harán otro 30 por ciento, mientras que el 40 por ciento restante de los rebeldes dejará las armas a los 150 días.

Seis meses después de la firma del acuerdo final termina el proceso de concentración, se terminan las zonas veredales y la ONU se encarga de extraer todo el armamento. Este será fundido con el fin de construir tres monumentos: uno en Colombia, uno en Cuba y otro que deberá escoger el partido político creado por las FARC.

Pero el desarme de las FARC es apenas el comienzo del camino en la construcción de la paz en Colombia. De ganar el “Sí”, el Gobierno tendrá que garantizar los recursos para la implementación de los acuerdos.

Por ejemplo, para evitar la disidencia de miembros del grupo armado en las diferentes tropas será necesario contar con el dinero para adelantar los programas de integración a la sociedad de los militantes.

Asimismo, se deberá fortalecer la pedagogía en todo el territorio nacional para que la sociedad comprenda la necesidad de darle paso al perdón y a la reconciliación que permita a los exguerrilleros dejar atrás el pasado e iniciar una vida lejos de las armas.

Las expectativas sobre el crecimiento de la economía en el país con el fin del conflicto son altas y el apoyo de países como Estados Unidos, China, Canadá y la Unión Europea para el posconflicto ayudarían pero se espera que este crecimiento sea a largo plazo.

Otro desafío al que se enfrenta el país si el “Sí” gana en este momento de polarización es la transición hacia la reconciliación nacional y el manejo de los cambios sociales y políticos que vendrían con la integración de las FARC en el escenario político.

Además, queda pendiente el proceso de paz con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), segunda guerrilla de Colombia con la que el Gobierno ha iniciado conversaciones exploratorias buscando un proceso de paz similar al efectuado con las FARC.

Son los colombianos entonces quienes decidirán el próximo 2 de octubre si le dan la oportunidad a la paz negociada en La Habana que según el presidente Santos transformaría el país en todos los sectores, incluyendo las relaciones con países de la región y del mundo que han venido apoyando el proceso de paz desde sus inicios.

 

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