@IsraelQDigital
La libertad de expresión se ha convertido en una especie de moneda de cambio entre los grandes intereses provenientes desde la iniciativa privada y el gobierno federal. Es importante destacar lo primero, ya que con las declaraciones de Carmen Aristegui de la semana pasada, referentes a la situación que se vive con su exjefe, Joaquín Vargas, han dado pie al debate público sobre esta temática.

La demanda interpuesta por Joaquín Vargas en contra de la periodista Carmen Aristegui, ha dejado al descubierto distintas aristas que convierten a este caso, en una guerra por la credibilidad, pues en cierta forma, Joaquín Vargas defiende su patrimonio empresarial en el campo de la comunicación, sin embargo, Aristegui hace lo mismo, desde la trinchera del periodismo libre.

Esto se ha convertido en cierto modo en una guerra de declaraciones, en las que hasta el momento, la periodista va ganando por K.O. Sin embargo, Vargas de la mano de MVS, ha puesto sobre la mesa el supuesto interés que la periodista tiene por la cuestión monetaria, asunto que los detractores de Aristegui han tomado con seriedad y a su vez, le dan eco a las declaraciones dolosas del empresario.

Es importante mencionar que dicha investigación periodística sobre la “casa blanca de Peña Nieto”,  golpeó de forma determinante al gobierno federal y que este a su vez amedrentó al  señor Vargas con el tema telecomunicaciones, en donde MVS ha intentado incursionar por la vía del espectro radioeléctrico de la banda de 2.5 GHz.

El meollo principal de todo este asunto, radica en la reforma de la ley de telecomunicaciones, es decir, la incursión de la familia Vargas en el terreno de las telecomunicaciones por medio de DISH, sistema de televisión de cable que en su momento golpeó de manera contundente a SKY de Televisa, modelo de negocio creado por Álvarez Hoft y que después de haberlo echado a andar de forma exitosa, fue dado de baja del equipo de SKY.

Es importante mencionar que a la fecha, la alianza de DISH con Teléfonos de México ha rendido frutos excelentes para Carlos Slim y la familia Vargas, al momento de que Telmex por gracia de las medidas asimétricas, implementadas en la ley secundaria de la reforma en telecomunicaciones e impartida por el regulador IFT, ha logrado contener la perdida de clientes de mano de la empresa de la familia Vargas, DISH.

Por otro lado, Sky incursionará en el tema de triple play, gracias a la famosa “desagregación del bucle”, medida asimétrica que implica la utilización de la red de Teléfonos de México para favorecer la no inversión de Televisa y sus empresas de cable y por supuesto Sky, en el ramo de la última milla en el cableado en instalación del cliente.

Las consecuencias económicas que representa este modelo de negocio son millonarias para Televisa y fuertemente incomodas para Telmex, que con la alianza con DISH han ido recuperando terreno ante las cableras y Sky.

Es necesario contemplar todo este panorama de negocios, ya que la verdadera causa de este desencuentro, es el de las telecomunicaciones, la joya de la corona y al parecer el precio de la presidencia de Peña hacía con Tlevisa y su apoyo durante la campaña del 2012.

La realidad del despido y demanda en contra de Aristegui radica en el negocio inmenso que son las telecomunicaciones, un negocio que significa millones de dólares al año para los participantes y al mismo tiempo el poder de quien domine esta materia indispensable para el desarrollo nacional en este tema, además, Aristegui hizo temblar las bases del gobierno federal, dando a conocer convenios extraños que se manejan por debajo de la vista de los mexicanos, esa parte también le costó a la periodista, pero con ello ganó la sociedad mexicana.