BRÚJULA PÚBLICA. Rodolfo Aceves Jiménez. Los pasados procesos electorales en el Estado de México y Coahuila, principalmente, aportaron luz sobre la necesidad de reformar algunas disposiciones en esa materia.En primer término, la necesidad de revisar el concepto y alcances de las coaliciones, debido a las combinaciones para expresar el voto.

El académico Javier Aparicio (Votar por coaliciones, Blog de Javier Aparicio, marzo 27, 2017 en http://tinyurl.com/yclclzdu), dice que una coalición de 3 partidos políticos produce 7 formas distintas de votar; una de 4 partidos, produce 15 maneras de votar; la de 5 partidos, 31 maneras de votar; 6 partidos con 63 formas de votar y una de 7 partidos genera 127 formas distintas de votar, lo que produce confusión en el electorado y en los funcionarios de las mesas directivas de casilla, en perjuicio de los resultados, y por tanto, en la certeza de la elección.

El segundo problema que vino a aparecer fue, la autoproclamación del triunfo y, por tal razón, es que se debe establecer dicha prohibición, antes de que la autoridad electoral informe del conteo rápido o el PREP.

Aquí se invocaría la responsabilidad política de los partidos políticos y sus candidatos, para reconocer el triunfo ajeno o la derrota propia. Por ejemplo, en las elecciones presidenciales de Perú, Keiko Fujimori salió a reconocer que las tendencias y los resultados no le favorecían a su aspiración presidencial, con una diferencia de 0.25% de la votación, lo que generó certidumbre y confianza política, económica y social a su país, al reconocer su derrota electoral.

Por último, los legisladores deben ir pensando en la posibilidad de incorporar al texto constitucional, la coalición de gobierno con otras fuerzas políticas distintas a la fórmula ganadora, sí y sólo sí, el margen de votación sea inferior a un porcentaje determinado, a efecto de obligar a alcanzar consensos de gobernabilidad… Parece que es la tendencia.  @racevesj