BRÚJULA PÚBLICA

Rodolfo Aceves Jiménez

La noticia de la culminación de las negociaciones del acuerdo entre Estados Unidos y Canadá, que sustituye al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA, por sus siglas en inglés), abre una nueva etapa en las relaciones con nuestro vecino país del Norte.

Desde siempre, una de las preocupaciones del gobierno norteamericano en la relación con nuestro país lo constituye, además de los temas económicos, los temas de la agenda de seguridad. Es sabido, por ejemplo, que en febrero de 2011, el gobierno del vecino país del Norte comenzó a realizar vuelos espías con aviones no tripulados, con el objeto de recoger información de inteligencia sobre la actividad de los principales cárteles de la droga en la frontera con México.

Además los partidos políticos representados en el Congreso han censurado la presencia de personal de las agencias norteamericanas de inteligencia, en el que afirman que se ha violado la soberanía nacional. Otro ejemplo lo constituye el operativo “Rápido y Furioso” dado a conocer por un agente norteamericano, en el que el gobierno de ese país señala que nuestras autoridades estaban debidamente avisadas, en el que se introdujeron armas de manera ilegal.

México y Estados Unidos poseen una relación compleja, derivada de una frontera geográfica, cultural, de seguridad, económica y política, con beneficios y perjuicios para ambas partes, en el que a veces se gana y a veces se pierde. Por ejemplo, las críticas por falta de momento político del canciller Luis Videgaray, al traer a México al entonces candidato Donald Trump a sostener un encuentro precipitado, a quien le dieron recepción de Jefe de Estado, con una falta de cálculo político, entre otros, que fueron las críticas que le hicieron a este encuentro.

Ojalá que en la firma de este acuerdo no haya prevalecido animadversión alguna.

@racevesj