Carolina Zepeda
@carozpeda

Las redes sociales son el centro de nuestra atención durante gran parte del día. Estamos conectados y compartimos gran parte de nuestras vidas en ellas pero, ¿con qué motivo?

Es cierto que las redes sociales nos ayudan a mantenernos en contacto con nuestras familias y amigos. Gracias a ellas podemos estar al tanto de las vidas de nuestros seres queridos a través de estados, fotos y videos que compartan
sin la necesidad de tener una comunicación directa. Su sentido es conectarnos con la gente, sin embargo, en muchos casos, sucede lo contrario.

Según un estudio realizado por The Competitive Intelligence Unit (CIU) en  diciembre de 2016, 64.7 millones de personas en México tienen acceso a las  redes sociales y de ellas 64% acceden más de una vez al día. Las redes con
más popularidad son Facebook, Instagram y Snapchat.

Al pasar tanto tiempo frente a una pantalla, perdemos la habilidad de socializar sin la “ayuda” de la tecnología. Dejamos a un lado el contacto directo con otras personas y estamos perdiendo la habilidad de comunicarnos
entre nosotros mismos. Claro que es lindo poder compartir recuerdos con alguien que no está cerca, pero también es importante intentar mantener las relaciones humanas vivas (por decirlo de alguna manera).

Nos encontramos tan inmersos en nuestros aparatos que dejamos de poner atención a lo que sucede en nuestro alrededor. Le damos más importancia a la información que se comparte en la red que a la conversación que podríamos estar teniendo en ese momento. Cada día estamos más conectados a la red y más desconectados de la vida.