Conciencia vial

Jorge Luis Urzua F.
@j_urzua

Y nos lanzamos a la carretera plenos de gozo para escapar de la rutina, con el entusiasmo de una mascota que espera paciente a su dueño para su paseo acostumbrado. Por un momento olvidamos que millones de nuestros compatriotas tienen la misma expectativa. ¡Oh cielos! la fila de autos es interminable. Nuestro buen humor parece ir cediendo al paso de los minutos interminables en los que avanzamos lentamente. Ni hablar, hacemos acopio de paciencia…

Esa paciencia que para quienes vivimos y manejamos en las grandes ciudades es cada vez más escasa. La tolerancia comienza a dar paso al enojo cuando el tipo ‘listo’ se cree mejor o con más derecho que los demás para llegar a su destino y emprende el rebase por el acotamiento, y lo peor, los imitadores.

Decenas más van tras él, metros adelante, la ‘vía exprés’ que se inventaron estos ‘gandayas’ se les termina por un vehículo sobrecalentado y comienzan a demandar el reingreso al carril por donde cientos más hacen fila ordenadamente.

Algún ‘alma caritativa’ o acaso solidaria por acostumbrar hacer lo mismo, les cede el paso. Que esperen los demás, total, ¿por qué no son audaces como ellos?

Me resisto a hacer lo mismo, no cederé a la tentación de poner o seguir el desorden. Lo mismo sucede todos los días en la ciudad, los cuates que se saltan toda la fila para ingresar o salir, ‘antes que la bola de mensos’ que estamos formados.

Es lo mismo que permitir que se metan en cualquier cola del banco o las tortillas ¿no? Lo peor, es que hay siempre quien les cede el paso.

Las autopistas son una extensión del circuito interior o el periférico, durante los períodos vacacionales, puentes o fines de semana. La mayoría de los automovilistas desconocen las reglas de la conducción en carretera, (y en ciudad claro) se mantienen en el carril de alta velocidad, a pesar de que hay letreros donde se especifica que es un carril ‘solo para rebasar’, aún en autopistas de tres carriles en los cuales el de baja y media velocidad, son los menos utilizados, lo que lleva a otros -también de manera incorrecta-, a rebasar por la derecha y carriles de baja velocidad.

La autoridad no aplica en estos casos, los oficiales de tránsito contemplan divertidos incluso esta pugna y lo mismo ocurre aunque un poco menos, en las autopistas. Impunidad para estos conductores que impiden en un momento dado, el paso de unidades de emergencia, como ya me tocó constatar en una ocasión.

Tampoco nos faltan los ‘ases’ del volante, aquellos que conducen temerariamente cambiando constantemente de carril sin usar las luces direccionales y sin prever que hay algo que se llama ‘inercia’, que por muy buenos frenos que traiga cualquier vehículo, necesitan una distancia suficiente para evitar un impacto o un ‘enfrenón’ brusco cuando un vehículo invade de súbito nuestro carril. ‘Ay hijo de tu mamacita!, ¡qué susto!, ¡espejea por Dios!

Les vale o quizá ni eso, que es peor. Hay quienes se transforman al volante y se olvidan que llevan en sus manos la vida de sus seres más queridos, además de poner en riesgo a otras personas que también quieren llegar con bien a sus destinos.

Lo peor es que en la mayoría de los casos estas conductas al volante son totalmente producto de la ignorancia vial.  En una ocasión vi una encuesta de una televisora en una caseta en el que mostraban a los automovilistas los señalamientos en carretera. ¡Nueve de cada diez no las supo interpretar!

Y mire que ni hablamos de quienes combinan alcohol con el volante. Ese es uno de los peores crímenes que se pueden cometer al volante y si bien es uno de los problemas más graves en el tema vial, que ya recibe la atención de las autoridades, no es el único.

¿Usted se considera un conductor responsable y bien capacitado? Con humildad:

¿Aprendió vialidad, reglamentos y nociones de cómo mantener un auto en buenas condiciones? o ¿sólo le enseñaron a mover el auto para llegar de un lado a otro? No es pecado, infórmese y estudie cómo ser un buen automovilista y no un peligro sobre ruedas.

 

Jorge Urzua1559 Posts

Periodista con 30 años de experiencia en medios electrónicos, con especial predilección por la radio, pero fascinado con las posibilidades que hoy ofrecen las nuevas tecnologías de la información.

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