Una visita a Ayotzinapa

Israel Quiñones
@IsraelQDigital

Este sábado pasado fui invitado a la ANP en la normal rural, Raúl Isidro Burgos de Ayotzinipa, Guerrero. Incrustada en el municipio de Tixtla en el estado de Guerrero, lugar de nacimiento del insurgente que le da nombre al estado: Vicente Guerrero. Se puede decir, después de escuchar algo de historia del lugar que, la tierra aún reclama  sangre.

De Ayotzinapa sabemos muchos por la noche de Iguala, por aquel 26 de septiembre de 2014 y madrugada del día 27, pero muy pocos recordamos a aquellos estudiantes asesinados en la autopista México-Acapulco, caídos en medio del asfalto caliente del medio día con balas de la policía federal o en su defecto, muy pocos recordamos al estudiante más ilustre de esta normal rural; Lucio Cabañas, el guerrillero de la montaña de Guerrero, que murió después de haber soltado con vida a Rubén Figueroa.

La pobreza se ve en todas partes del estado de Guerrero, se huele, se siente, le duele a uno el anafre desvencijado encendido con leña podrida para calentar los pocos frijoles que quedan pegados en la vieja olla de barro. Para el gobierno mexicano esto es tierra de progreso, pues Acapulco e Ixtapa-Zihuatanejo han corrido con suerte por el turismo, pero en los últimos años, la guerra contra el narco (que por cierto ha cumplido este mes de diciembre sus primeros 10 años) que ha provocado una interminable ola de asesinatos en las calles del puerto de Acapulco. Ajusticiamientos, fosas comunes y la interminable desigualdad social.

Ante la indolencia de la clase política de éste país, ante la indolencia que la mayor parte de la clase privilegiada demuestra hacia con el pueblo, la sombra de personajes como Lucio Cabañas y Genaro Vázquez continua presente y viva en la sierra del estado de Guerrero, moviéndose entre la selva tupida de la misma, viviendo en el recuerdo de los viejos, que los vieron caminar por las comunidades despreciadas por el progreso que el estado estaba obligado a proporcionar y en el conocimiento de los pocos jóvenes guerrerenses que logran alcanzar algún grado académico en está región del sur de México.

No sólo es Guerrero, no sólo es el dolor que se desprende de las paredes de la normal rural de Ayotzinapa, es la cobardía que impera entre la clase política, especialmente en la aspirante a la presidencia, Margarita Zavala, que huye de los medios sonorenses el viernes pasados, luego de que se le pregunta de las niñas y los niños de la guardería ABC de Hermosillo, en el estado de Sonora, que huye cuando se le cuestiona de la impunidad que goza su prima hermana, dueña de la guardería donde murieron consumidos por el fuego 49 niñas y niños, impune gracias a su esposo y entonces presidente Felipe Calderón.

No sólo es Guerrero y Sonora, es Michoacán, que parece sigue sufriendo el desgaste social y económico que le heredo Calderón con su guerra contra el narco, guerra que impulsó para legitimarse a través del miedo de la sociedad, no sólo son Michoacán, Sonora y Guerrero, también es Tamaulipas, en donde las balaceras por la calle colaboran en la imaginación de un estudiante de secundaria para inventar una mochila antibalas.

No sólo son Guerrero, Sonora, Michoacán y Tamaulipas, también es Quintana Roo, en donde la ambición empresarial y política impulsa la devastación ecológica de zona más rica en biodiversidad del país, vaya, no sólo son entidades individualmente condenadas, es todo México, es toda la nación que se encuentra en el peligro inminente de la mala planeación y de una clase política podrida hasta el tuétano, inmersa en sus intereses económicos y políticos, al fin que el capital social siempre lo pueden comprar con lo primero: dinero.

En Ayotzinapa, Lucio está pintado en distintos y variados muros, Cabañas, continua vivo en su filosofía que iba más allá del capital o el socialismo, era el “pobrísmo”, ideología que es peligrosa tanto para el gobierno como para la oposición, sin embargo, mientras la inequidad, la desigualdad y la pobreza sigan creciendo, más latente es el regreso de un Lucio Cabañas que renueve el espíritu revolucionario de todos los afectados, pero está vez el movimiento no debe ser armado, sino de conocimiento y haciendo valido nuestro derecho democrático a la verdad, especialmente a ser nosotros los que elijamos y no, el estado y su modelo de poder establecido.

Mientras sigamos la ruta que venimos recorriendo, de la mano de políticos corruptos y sedientos de poder como los son Calderón y su mujer, seguiremos inmersos en está inminente degradación social, política y económica. Mientras que Cienfuegos hace berrinche porque no le dejan tener el control total de las acciones militares, mientras estemos sometidos a los designios de la corrupción, México seguirá estático y el mundo avanzará y el fantasma de Lucio Cabañas seguirá vivo en todo el territorio nacional.

 

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