Caleidoscopio / “Corrupción, la solución somos todos”

Guillermina Gómora Ordóñez
@guillegomora

¿Se acuerda? Eran los tiempos de la abundancia petrolera y el entonces candidato a la
presidencia de la República, José López Portillo,  invitaba a los mexicanos a confiar en
él.

“La solución somos todos”, fue su lema de campaña y exhortaba a redoblar esfuerzos
para encontrar solución a un problema que se había enquistado en nuestro quehacer
cotidiano: la corrupción.

Pero no se pudo y también tuvo que pedir perdón, en medio de un escándalo de
corrupción, nepotismo y abuso de poder. 30 años después, seguimos buscando la
“solución” para este nefasto cáncer social, en medio de una crisis política.

A dos años de terminar su sexenio, con la calificación más baja en confianza y
popularidad, con el estigma de la corrupción a cuestas, que le costó a su partido 7
gubernaturas el pasado 5 de junio, al  presidente Enrique Peña Nieto,  no le quedó de
otra más que hacer un mea culpa y  aceptar lo que dos veces afirmó en los años 2014 y
2015 en diferentes foros:

“La corrupción es un asunto de orden a veces cultural, es un flagelo de nuestras
sociedades especialmente latinoamericanas y que si realmente queremos lograr un
cambio de mentalidad, de conductas, de práctica, de asimilar nuevos valores éticos y
morales debe ser un cambio estructural desde la sociedad”.

Sí, en efecto, la corrupción es una conducta con arraigo en nuestra cotidianidad y
erradicarla demanda un compromiso de todos: Gobierno y sociedad.

De otra forma seguirán los excesos de personajes como: Javier Duarte Ochoa, en
Veracruz; César Duarte en Chihuahua; Roberto Borge en Quintana Roo; Guillermo
Padrés en Sonora y Ángel Aguirre en Guerrero, nefastos ejemplos de que la cultura de
la corrupción es inherente a nuestra clase política, en sus tres niveles de gobierno,
independientemente del partido en que milite.

Nadie puede arrojar la primera piedra, nadie está libre de culpa, la consigna de “el que
no transa, no avanza” lamentablemente ha permeado en todos los sectores y en las
acciones de millones de personas en México y el mundo.

Cómo estarán las cosas con este flagelo que, en 2003, la Asamblea General  de la ONU
aprobó la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción  y para crear
conciencia contra esta lacra, la Asamblea también designó el 9 de diciembre como Día
Internacional contra la Corrupción. Fecha que seguramente pasa inadvertida.

Por lo pronto, en México la irritación social, como dijo EPN,  dio frutos e impulsó con
más de 634 mil firmas la Ley 3de3 que permitió construir un andamiaje sólido para el
Sistema Nacional Anticorrupción, oportunidad única de establecer una nueva relación
Estado- Sociedad.

Sí, hoy la historia se puede escribir de manera diferente con una sociedad activa,
vigilante, dispuesta a no caer en el moche, la mordida, la dádiva y sobre todo,
dispuesta a denunciar a los sátrapas como Javier Duarte y Roberto Borge, cuya avaricia
los llevó a construirse un “blindaje” para gozar de sus tropelías sin que los molestará la
irritación ciudadana.

Gobernantes cínicos, a los que frenó el gobierno federal, a través de la PGR que
presentó ante la Suprema Corte de Justicia un recurso de inconstitucionalidad para
cancelar sus legislaciones locales a “modo”. Decisión que los puso a sudar la gota gorda
en la congeladora gubernamental, pues defraudaron la confianza del amigo presidente.

Y qué decir de Guillermo Padrés, ex mandatario panista, de Sonora que desfalcó a su
estado y a sus gobernados por un monto superior a los 2 mil 515 millones de pesos.
Prófugo de la justicia y de su partido que señala a sus vecinos tricolores, pero de éste
personaje nada dice. Un silencio cómplice que les costó la gubernatura el pasado 5 de
junio.

Así las cosas, hoy no sólo está en juego la sucesión presidencial o la alternancia política.
Lo que está en riesgo es la confianza ciudadana hacia sus gobernantes y un combate
frontal contra la corrupción que nos cuesta como país 341 mil millones de pesos al año,
de acuerdo con datos de México Evalúa, algo así como el 4 o 5 %del Producto Interno
Bruto.

¿Se imagina lo que se podría hacer con ese dinero destinado a escuelas, hospitales,
carreteras y otros rubros? Llegó la hora de acabar con aquellas consignas de: “Un
político pobre es un pobre político”; “Ponte la del Puebla”; “Un peso para el pueblo,
uno para mí”, “se lo dejo a su criterio”, etcétera, etcétera.

La corrupción nos impacta a todos. Llegó la hora de informarnos, exigir, vigilar y
denunciar. Luego no nos quejemos de lo que permitimos.

Vericuentos
 
Costosa democracia

Ya que hablamos de corrupción, le comparto que el Instituto Nacional Electoral (INE)
otorgó a la ciudadanía una nueva herramienta para poder reflexionar su voto a favor o
en contra de un partido político, sus candidatos y los candidatos independientes. Se
trata de una ventana en la página de internet del INE, donde se puede seguir paso a
paso, los ingresos y egresos de los recursos públicos que se le asignan, pues en los
pasados 14 procesos electorales les otorgaron mil 499 millones de pesos y gastaron
mil 512 millones. Las cuentas no cuadran y ese dinero sale de nuestros impuestos.
¿Realmente necesitamos 10 partidos?

PRD: operación cicatriz  

A la nueva dirigente nacional del PRD, Alejandra Barrales, le toca hacer gala de su
mano izquierda para evitar que los vientos de fractura, advertidos por su fundador,
Cuauhtémoc Cárdenas, sigan fragmentado el partido. La renuncia de Pablo Gómez, a la
representación del PRD ante el INE y los cuestionamientos de Luis Miguel Barbosa,
coordinador de los perredistas en el Senado, a su elección, son flancos que deberá
atajar antes de que le alboroten a las tribus, como sucedió con su antecesor, Agustín
Basave que decidió aventar el arpa, antes que enfrentarlos.

 

Guillermina Gómora Ordóñez39 Posts

Periodista y columnista, comentarista de temas sociopolíticos en MVS noticias y conferencista.

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