Lo que sigue después del 1 de julio…

Este domingo 1 de julio se define todo, todo lo que se ha trabajado durante 3 meses de campaña intensa, todo lo que representa cada candidato a la presidencia y sus respectivas fuerzas políticas y todo parece indicar, que también se define un cambio de régimen y elites en el país.

A unos cuantos días de la elección ya no hay mucho por hacer por parte de los competidores. López Obrador se perfila como virtual ganador de los comicios y Morena, como principal fuerza política en el congreso de la unión. Esto se da, ante los llamados de no votar por López Obrador, por el populismo, después, cuando se vio que ese llamado no surtía efecto, el mismo grupo, pero ahora de la voz de Krauze, llamó a votar diferenciado, pero también parece, que dicho llamado tampoco surte efecto.

Es momento de mirar después del 1 de julio, es momento ya, de centrarnos en los retos que México tiene ante sí. Que Trump va a intensificar sus políticas antinmigrantes, que la economía necesita estabilizarse y que, las negociaciones por el TLCAN están prácticamente fracturadas.

La inseguridad y la violencia recrudecida que recorre el país, es otra cuestión que el siguiente gobierno debe de priorizar en la agenda, que la descomposición social va más allá del problema que significa la corrupción, misma que a su vez, enloda y ensucia el sistema jurídico en el país, aspecto que se debe reconstruir de inmediato para de esa forma dar una certeza a ciudadanos e inversiones.

No se trata de dejar responsabilidades insuperables al gobierno que entra, sino que, la actual administración deja un país en llamas y destrozado, ya que, el legado que deja tras de sí Peña Nieto, es el de la violencia y los escándalos de corrupción, así como, una serie de reformas políticas fallidas.

Lo que estamos por decidir los mexicanos la siguiente jornada electoral del próximo domingo 1 de julio, no solamente es el cambio de inquilino de Los Pinos, sino que, todo indica que se trata de un cambio en el sistema político mexicano, en el que el partido hegemónico del siglo XX, el PRI, sufrirá un golpe devastador hasta sus cimientos, el PRD desaparecerá y veremos una andanada de “chapulines” hacia Morena, he ahí el reto de este movimiento político de no contagiarse de los acostumbrados esquemas de los nuevos militantes.

Ante este panorama, Acción Nacional quedará como la única fuerza de oposición ante el nuevo régimen, pero primero, necesitará una refundación y el velorio y entierro de los cadáveres dejados en el camino por Ricardo Anaya, personaje que en su delirio de poder, por poco y acaba con su partido, además de el impulso que dio al llamado Frente, en donde parece que el único que sacará dividendos será el Movimiento Ciudadano, mismo que se atrinchera en Jalisco, su actual bastión en el que no compartió crédito político con el Frente Anayista.

El sistema político mexicano, tendrá que repensar su nueva conformación y competencia entre las fuerzas políticas que queden con vida. Además, el respeto a la voluntad popular se convierte en la prioridad del arbitro electoral, por el cual, navega el fantasma del fraude y la opacidad en el recuento de los sufragios, es decir, la desconfianza del pueblo recae sobre el INE y no es para menos; sin embargo, en está ocasión, no hay más que el respeto a los votos emitidos.

Los argumentos más empleados por los que no comparten la visión lopezobradorista, son los que afirman que el proyecto político del Morena es el del populismo chavista o hasta el movimiento revolucionario de Cuba encabezado por Castro, empero, López Obrador no se acerca al radicalismo que impulsó al castrismo, mucho menos, el de la visión de la revolución bolivariana del chavismo en Venezuela. López Obrador, más bien encabeza un movimiento centro izquierda, que se ha ido suavizando con las adhesiones panistas y priistas que ha aceptado en su movimiento y esto, la falta de claridad que envuelve la postura política en Morena, refuerza el liderazgo de Andrés Manuel.

Es innegable que la sociedad mexicana se encuentra en un estado de enojo y que la mayor parte de los movimientos sociales que se han generado durante este sexenio, son a partir del enojo y el hastío que las practicas y corruptelas del gobierno han provocado. Sin embargo, los movimientos surgidos de estas reacciones, no han tenido los resultados que la misma sociedad esperaba y, en parte, ese ha sido el calculo del gobierno federal, pero la parte que le corresponde a la sociedad organizada ha sido muy distinta y contundente, al punto en que, las organizaciones civiles han salido fortalecidas gracias a la constancia de sus movimientos, la duda, viene al momento de tratar de ver, hasta que punto la nueva administración resolverá las demandas de estas organizaciones y por supuesto, de que manera mitigará el enojo de la sociedad en general, que hasta cierto punto, es la que le dará el triunfo en las urnas.

No cabe duda de que el cambio está a la vuelta de la esquina, el problema principal radica en la expectativa que ha generado el mismo, puesto que, se vislumbra que la administración actual no soltará el poder hasta el último minuto del 30 de noviembre de 2018, es decir que, estamos hablando de 6 meses en los que se intentarán blindar todos los acuerdos y reforma efectuadas, para que el gobierno entrante no pueda modificar absolutamente nada, por lo que supondremos que lo que queda de campaña, los candidatos se esforzarán hasta el último aliento por ganar los escaños y curules que puedan, para que, se sigan cubriendo las espaldas, lo peor sería, que si Morena alcanza la mayoría legislativa no se alcance a ver ni un solo cambio en los tan mencionados acuerdos, decretos y reformas.

Lo que sigue después del primero de julio, lo que sigue después del enojo, es la asimilación, la reconciliación y la negociación para alcanzar los acuerdos y que el país avance, pues ya lleva más de 18 en stand by.

@IsraelQDigital

 

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