EN LAS NUBES
 
Carlos Ravelo Galindo
craveloygalindo@gmail.com

Con “No más balazos” inicia su comentario la escritora Teresa Gurza. Leerlo crea la imagen que tenemos de la mujer. Inteligencia, imperio, integridad, honestidad. Pero sobre todo conocimiento de lo que acontece en nuestro país. Y el mundo. Y saber decirlo. Y decirlo bien.

Hemos ponderado a escritoras, periodistas, poetas, porque se lo merecen. El género permite reconocer su capacidad. Y en muchas ocasiones, superior al hombre, misógino, en su gran mayoría. Para ocultar su altanería, arrogancia, pero sobre todo insolencia. E irreverencia.

Este mundo no nos gusta, diríamos después de leer a doña Teresa Gurza. Porque todos hemos sentido alguna vez la tentación del escapismo. Nadie que conozca la historia, puede decir que el pasado fue mejor. En cantidad de cosas hemos progresado. Pero lo que pasa ahora es que somos más conscientes de la fealdad de la vida y conocemos mejor la vejez del mundo. Ella, doña Teresa, tiene razón. Enseguida el texto íntegro de “No más Balazos”:

“Es cada día más patente el precio que hemos pagado como país y lo que nos ha significado la guerra que, pretendiendo legitimar su llegada a la Presidencia inventó hace una década, Felipe Calderón. Sintiéndose soñado con su disfraz de militar con uniforme y cachucha que le quedaban enormes, -lo que hacía pensar que nunca había estado mejor usado el dicho “el difunto era mayor”- Calderón echó a andar hace diez años en Apatzingán, una estúpida guerra que no ha parado de causar problemas, violencia, miedo y muertos.

Es tanto, el hartazgo acerca de esta desigual pelea, que el mismo secretario de la Defensa Nacional, general Salvador Cienfuegos, dijo esta semana que no es función del Ejército, perseguir delincuentes. Y curiosamente pidió al Senado, elaborar el marco legal que permita a los soldados actuar, sin miedo a ser acusados de violar derechos humanos y apremió al gobierno a implementar la policía que se encargue de esos menesteres, a fin de que el Ejército pueda volver a los cuarteles.

“El combate contra las drogas no se gana a balazos”, dijo molesto; coincidiendo con lo que en otras latitudes y circunstancias dijo al recibir en Oslo, el Premio Nobel de la Paz, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, quien insistió en que décadas de lucha contra el narcotráfico han comprobado, que el mundo no ha logrado controlar ese flagelo”.