De la crisis de la libertad de expresión

Los riesgos de ejercer el periodismo en México

 Israel Quiñones
@IsraelQDigital

En tiempos complejos la sutileza no puede ser una opción en el descernimiento critico y razonado. Las complejidades absolutas que corrompen a la política, los dineros mal habidos que se reparten entre empresarios corruptos y políticos oportunistas, nos muestran sólo parte del panorama que se vive actualmente, no sólo en México, sino a nivel global.

Una muestra de la falta de liderazgo en el gobierno federal es que cada que hay una crisis social o de credibilidad que afecta al país o a su desenvolvimiento político, el presidente Peña sale a una gira internacional. Esto puede significar una de dos cosas: Uno, que Peña no tiene un buen asesor de crisis y no saben como enfrentarlas. Dos, que presidencia reconoce la complejidad de la crisis y prefiere jugar al olvido mediático.

Es probable que los momentos corresponden al movimiento que ha provocado la investigación periodística de los “papeles de Panamá”, sin embargo, también estamos consientes de la problemática que arrastra el gobierno federal y que ha provocado distintos conflictos al interior de nuestro país, llevando al mismo a una interminable crisis de credibilidad que cada día se intensifica más.

Mientras que el presidente Peña realiza otra gira más por Europa, es inevitable enterarse del repudio que ha recibido por parte de grupos de activistas que, rechazan su presencia en sus países, cosa que me sorprende no cause el revuelo esperado en nuestro país. Es casi inherente el hecho de que Peña es percibido fuera de México, como si se tratara de un líder de una república bananera, ya que las leyes que se intentan aprobar como la del estado de excepción, dan muestra de una desesperada táctica de un régimen dictatorial hacia sus ciudadanos.

Es notable como los verdaderos intelectuales mexicanos como el maestro Villoro, quien en su discurso de aceptación del premio de periodismo de la fundación Diario de Madrid, hablen del peligro que corre la libertad de expresión en México, de cómo nuestro derecho a la información se encuentra vejado, y para muestra de ello, la terrible cifra que abarca de 1992 a la fecha, en la que han sido asesinados 125 periodistas, 15 de ellos durante la administración de Duarte en Veracruz.

Realmente creo importante recalcar la falta de facilidades que hay para ejercer el periodismo en México, pues si bien es cierto que México se ha convertido en últimas fechas uno de los países más peligrosos para ejercer tan dignificante oficio, también es cierto, que muchos periodistas dejan de serlo cuando se convierten en cómplices del poder y por ende, de los poderosos.

Es natural que dentro de un entorno tan complicado para ejercer el derecho a la información, se de el surgimiento de periodistas independientes, que gracias al internet han logrado consolidar su trabajo informativo y explorar la riqueza de la libertad de expresión, sin embargo, esto no significa que no corran el mismo riesgo que periodistas, reporteros o columnistas con más trecho recorrido, todo lo contrario.

Es motivante vislumbrar que el periodismo en México está luchando por permanecer y dejar en claro que el silencio no es una opción, pero al mismo tiempo, las garantías casi nulas para ejercerlo, son parte fundamental que dan paso a la complicidad traicionera que algunos comunicadores han estrechado con empresas y gobiernos, cosas que a algunos les proporcionan yates o en su defecto, montos insultantes en cobros de publicidad con empresas creadas por los mismos comunicadores para poder vivir del presupuesto gubernamental.

Otra muestra que podemos retomar de la corrupción que hay en nuestro país, es la noticia que marca las deficiencias en el sistema jurídico, que al mismo tiempo muestra la brecha de desigualdad que existe en la justicia mexicana. Me refiero al penoso tema de “los porkys” en Veracruz. Un grupito de Juniors hijos de empresarios y políticos veracruzanos que habían quedado impunes por crímenes que van desde asesinato, hasta violaciones, uno de estos ataques sexuales fue el que desencadenó el escándalo y el conocimiento de estos criminales a nivel nacional.

Se trata de dejar conocimiento y al mismo tiempo refrendar y reforzar la memoria colectiva, ya que a mi humilde parecer, es la manera adecuada de provocar un cambio de fondo en nuestra sociedad, que de forma insipiente quiere despertar y de forma motivada, enfrentar la descomposición que mella a nuestro país.

 

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